martes, 4 de enero de 2011

El país de las 17.000 islas...

Pincha en SULAWESI para entrar en la isla de rituales funerarios, playas de arena blanca y tortugas



Para sentir el calor humano y ambiental pincha en LOMBOK y SUMBAWA. Ponte cómodo y sírvete una bebida bien fresquita...


Si quieres visitar la isla hindú pincha en BALI y entrarás directo a la isla más famosa y visitada del país...



Pincha en JAVA si quieres visitar el Alma Mater de Indonesia, con sus sonrisas, gentes, piedras y volcanes



Buscaba guerra y acabé sacando la bandera blanca. Si quieres viajar conmigo por esta isla invencible no tienes más que pinchar en SUMATRA

BYE BYE INDONESIA


Me resulta dificilísimo escribir un epílogo a Indonesia.
Cómo puedo resumir estos intensísimos 5 meses del viaje? Cómo puedo agradecer a este país todo lo que me ha dado? Y cómo hacerlo sin resultar aburrido o cursi? Lo voy a intentar.
Indonesia es un país inmenso al cual solo le he dado un bocado. Me alegra pensar que un día le daré otro y así sucesivamente hasta recorrerlo de cabo a rabo.
Y es que es un país del que es muy fácil enamorarse. No creo que haya otro país con más calor humano. En Indonesia es imposible aburrirse.
En Indonesia he aprendido mucho como ciclista en solitario, y es que cuando más se aprende es cuando las cosas no te las regala nadie…
Es cierto que a veces es duro, que las cuestas, especialmente en Sumatra, son el reto más difícil al que el ego de un ciclista puede enfrentarse. Es cierto que  a veces la comida es monótona, incluso escasa. Es cierto que hace mucho calor y que la humedad es asfixiante.
Pero es imposible no caer rendido ante las gentes de Java, las montañas de Aceh, los espacios abiertos de Sumbawa, o las inmersiones, playas y ritos de Sulawesi.
A excepción de Bali y algunos puntos concretos de cada isla, el resto es un país virgen, puro. Salvo en Bali, isla perdida ya para siempre, nunca ningún crío me ha pedido ni dinero ni lápices, y eso dice mucho. Espero que los que se dedican a repartirlos en plan caridad o para sucio interés propio no se acerquen por aquí nunca para que el materialismo occidental no llegue a estas gentes.
En Indonesia he conocido interesantes y buenos viajeros y me he reencontrado con viejos  y nuevos amigos. Con cada uno he disfrutado de momentos únicos e imborrables y eso es lo que a uno le queda. Nadie me los va a quitar.
He disfrutado de la hospitalidad de mucha gente. Querría hacer una mención especial a la gente de Bike to Work de Jakarta (Dani y Tense) que tanto me han ayudado en mis sufridas extensiones del visado y como enlace con más contactos, y a Alain (Moonrocks), que me lo dio todo cuando llegué exhausto a su casa de Bali. Son gestos que tampoco se olvidan.
Pero la perfección no existe y el grano en el culo que tiene este país se llama burocracia. Indonesia tendrá probablemente uno de los procesos de extensión de visados más estúpidos, kafres e ineficientes del mundo. Bueno, lo de estúpido desde el punto de vista del usuario, porque desde el punto de vista del  gobierno está claro que está hecho a propósito para sacar unos cuartos al guiri y convertirlo en un lucrativo negocio del que mucha gente come y del que otros tantos se sacan un sueldo extra.


Cuando pase un tiempo y mire atrás estoy seguro que echaré mucho de menos la vida, el ruido, el caos y los momentos únicos que este país me ha regalado. Hasta echaré de menos que la gente me llame “Mister”.
Y después de tantos meses debo reconocer que el cuerpo me pide un cambio, un punto y aparte. Así que voy a cambiar el caos por el orden, la suciedad por la limpieza, el calor por el fresco, las palmeras por los prados,  el calor humano por la frialdad anglosajona y las cabras por las ovejas y las vacas.
Dicen que ahí vive un señor con anillos y que su deporte nacional no es el fútbol.
Me voy a Nueva Zelanda. Te vienes?



Hasta otra Indonesia